Sí, nuestro entrañable amigo y maestro, el Profesor, Dr. Ramón Pérez Juste, acaba de fallecer esta noche.
El gran dolor que me embarga a mí y a todos los que le queríamos tanto y a muchos más que compartieron tareas, proyectos, actividades académicas con él, es inmenso.
Ramón Pérez Juste ha sido un referente como docente y como investigador. Y un gran ejemplo como persona. Persona íntegra donde las haya, lleno de nobleza, rectitud, humanidad y entrega apasionada a su tarea, a su UNED, a sus amigos e, incluso, a aquellos que no le consideraban como tal.
El Profesor Pérez Juste fue en su momento de los catedráticos más jóvenes de la universidad española. En la UNED fue director de departamento, decano de la Facultad de Educación y Vicerrector de Ordenación Académica y Profesorado. También ha sido Presidente de la Sociedad Española de Pedagogía (SEP) y Director/Editor de la Revista Bordón. Todo ello sin dejar de lado sus tareas como docente universitario e investigador. En todos esos puestos y tareas dejó su sello, sembró semilla sana y puso muy alto el listón de lo que puede suponerse como la deontología de un profesor universitario. Intachable en todo su proceder y dando siempre el primer paso cuando era preciso "arrimar el hombro" para cualquier tarea, por compleja y desagradable que pudiera ser. Siempre con buena cara.
Jamás criticó a nadie, ni si quiera a aquellos que probablemente pudieran haberle hecho algún daño. Jamás.
He tenido la gran suerte de compartir con él muchos momentos, muchas confidencias, muchas alegrías y tristezas. Le he escuchado en multitud de conferencias, he leído mucho de su producción científica. Y siempre, siempre, manteniendo ese nivel académico, esa neutralidad de la ciencia, más allá de sus creencias y principios, que los tenía, y muy profundos.
Se me ha ido mi gran amigo, Ramón. Él fue profesor mío, él me dirigió mi memoria de licenciatura hace muchos años. Y él tuvo la humildad (es que no sabía hacerlo de otra manera) de brindarme esta Laudatio, hace unos mese (27 de abril de 2016) durante un homenaje que me brindó la Facultad de Educación, en la que, entre otras cosas, decía tan tranquilo:
- Ahora, con la perspectiva de 32 años, puedo sentirme de alguna manera satisfecho porque con ello se ha hecho realidad en nuestro caso algo que se atribuye a San Alberto Magno, conocido como Doctor Universal. Según esta gran figura del siglo XIII, la mayor satisfacción de un maestro debe ser que sus discípulos, a los que debe servir como peana, le superen.
- Y sí, Lorenzo: aunque yo no quiero erigirme en maestro tuyo, de alguna manera me puedo considerar -por aquel tiempo- como tu profesor; y ahora te veo muy por encima de mí. Y te lo has ganado a pulso con tus trabajos, tus conferencias, tus escritos.
- Y sí: me has superado. Esta no es una afirmación retórica o de complacencia para una situación como la que nos congrega.
Sinceramente, creo no llegarle ni a la rodilla. Para mí ha sido siempre un espejo al que mirarme. Sería aquello de que yo "de mayor" quisiera ser un hombre tan íntegro, noble, justo, profesional y entregado a los demás, como Ramón Pérez Juste.
Foto durante ese desayuno |
Quince días después de ese desayuno, se desencadenó el inicio de este desenlace fatal. Se le diagnosticó un cáncer de colon. Traicioneramente, como en tantas ocasiones, se presentó sin dar señales previas. Y esta noche, su corazón dejó de latir para siempre. Él y toda su familia son de sólidos principios y creencias católicas y ya saben dónde se encuentra el alma de Ramón.
Habrá todavía ocasión de que hagamos más referencias a su figura. Ahora sólo es este apresurado apunte porque Ramón tiene repartidos por el mundo muchos, muchos amigos y ha dejado un reguero de alumnos que estoy seguro, le admiran y querrían saber de esta triste noticia.
¡Descanse en paz!
Creo que las palabras de Lorenzo lo dicen todo. Yo sólo quiero unirme a ellas y dejar mi testimonio de admiración y aprecio por él... Teníamos pendiente un café, aunque, como me decía, hubiera que esperar un poco... Donde estés, un gran abrazo, Ramón.
ResponderEliminarAntonio Castiñeiras
Creo que las palabras de Lorenzo lo dicen todo. Yo sólo quiero unirme a ellas y dejar mi testimonio de admiración y aprecio por él... Teníamos pendiente un café, aunque, como me decía, hubiera que esperar un poco... Donde estés, un gran abrazo, Ramón.
ResponderEliminarAntonio Castiñeiras
Se nos ha ido un gran referente académico y una entrañable persona. Le echaremos de menos...
ResponderEliminarLorenzo: Has dicho exactamente cómo era Ramón. Todo el mundo le alaba. Era íntegro. Un Hombre bueno. Deseo que su esposa pase este mal trato con la ayuda de Dios. Yo aún no me he recuperado de la muerte de mi marido Alfred hace dos años. Roguemos por él y por su familia.
ResponderEliminarDescanse en paz
ResponderEliminarHace tan solo siete meses y algunos días, el 3 de junio de 2016, tuve la feliz oportunidad de defender mi tesis doctoral dirigida por el Dr. Ramón Pérez Juste. En este proceso fue un auténtico ejemplo de docencia como profesión de ayuda, en el sentido en el que él la promovió, sumando al conocimiento académico, su condición de buena persona. Una vez más, muchas gracias Ramón. Descanse en paz.
ResponderEliminarCon las disculpas del caso,corrijo. En lugar de Teoría del Curriculum debió salir mi nombre.
ResponderEliminarMi más sincero pésame y también mi reconocimiento hacia Ramón Pérez Juste al que conocí profesionalmente en la UNED. Siempre tan equilibrado y agradable me pareció una persona estupenda.
ResponderEliminarSiento la pérdida de este gran profesor. Tuve la suerte de ser alumno suyo. Sus explicaciones de la asignatura Pedagogía Experimental eran tan sustanciosas y llenas de clarividencia, que gracias a un breve curso de fin de semana en Madrid, aprendí y superé la asignatura. Siempre que lo veía en mis posteriores relaciones con la UNED tenía una sonrisa amable. Ramón Pérez Juste ha sido una persona ejemplar en el trabajo y en la relación con los demás. Ha sido un hombre bueno.
ResponderEliminarQuiero expresar mi agradecimiento a Ramon, a la vez que mi gran pesar por esta gran perdida de un honorable profesor.
ResponderEliminarTuve la suerte de tenerle como maestro y después siendo Directora del Centro de Baleares, compartimos diversos seminarios y evaluaciones donde siempre pude apreciar su disposición a la mejor ayuda académica: ayudar al otro a crecer humana y profesionalmente.
Gracias Ramon por tu vida y mis condolencias a la familia
Maria Jose Rubio Gómez
Hector J. Ruiz Camacho, de la República Dominicana. Lamento la pérdida de quien fuera uno de mis profesores del Programa de Doctorado en Calidad de la Educación, con quien compartí desde aquí, enseñanzas y aprendizajes. Para él mi más profundo respeto y admiración. Y para todo el equipo de profesores que compartió con él esa experiencia, un abrazo de solidaridad.
ResponderEliminarMuy triste noticia de la que acabo de enterarme. Fue profesor mío y lo admiro. Gran persona y gran profesional. DEP.
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