Son muy diversas las taxonomías (norma de ordenación o clasificación) de objetivos que han circulado por la literatura curricular durante las últimas décadas. Quizás la más utilizada, que ofrece multitud de estrategias y categorías para la formulación de objetivos es la conocida como taxonomía de Bloom elaborada en 1956. En el dominio cognoscitivo, comprendía inicialmente las categorías de: conocimiento, comprensión, aplicación, análisis, síntesis y evaluación (García Aretio, 1994). Casi medio siglo después Anderson y Krathwohl (2001) reelaboran esta clasificación, conformándola con estas categorías: recordar, comprender, aplicar, analizar, evaluar y crear. En siguiente entrada me referiré a ello.
Como ejemplos que faciliten la formulación de objetivos, ofrezco esta tabla dentro del dominio cognoscitivo adaptadas de Metfessel y col. (1969) en función de las taxonomías de Bloom (1979 -edición española-) y Krathwohl (1979 -edición en castellano-). Igualmente se ofrecieron taxonomías de los dominios afectivo y psicomotor. Para no extenderme me referiré sólo al dominio cognoscitivo. Tomado de Metfesell, en mi libro reiteradamente citado, de 1994, ofrecía una tabla en la que proponía tres columnas en cada dominio de la taxonomía de Bloom: categorías del dominio, posibles infinitivos y posibles contenidos adaptados a la categoría. Veamos esa tabla.
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