viernes, 25 de septiembre de 2020

COVID-19 y educación a distancia digital (V de V). Recopilando. La flexibilidad

En un monográfico de esta misma revista RIED del año 2018, Vol. 21(1), dedicado al blended-learning, en su artículo editorial se defendía el concepto de aprendizaje integrado. Se trataría con este concepto, no de buscar puntos intermedios, ni intersecciones entre los modelos presenciales y a distancia, sino de integrar, combinar, compensar, armonizar, complementar, enriquecer, conjugar e integrar, los medios, recursos, tecnologías, las comunicaciones, las metodologías, actividades, estrategias y técnicas…, sean presenciales o a distancia, sean síncronas o asíncronas, más apropiados para satisfacer cada necesidad concreta de aprendizaje en cada momento o situación (también en tiempos de pandemia o pospandemia), tratando de encontrar el mejor equilibrio posible entre tales variables curriculares. Bien es sabido que la tecnología por sí mismo no es garante de éxito educativo (Reich, 2020). Se trataría de una flexibilidad ampliamente considerada. Remitimos a dicho artículo.

Probablemente el equilibrio de todos esos elementos, combinándolos con la flexibilidad adecuada, podría dar respuesta a las diferentes necesidades de formación, especialmente en tiempos de posCOVID. Una vez que exista la decisión de adoptar un determinado modelo, sea para situaciones de confinamiento total (educación a distancia digital 100%) o para tiempos posteriores (educación híbrida o combinada) y, más allá de las medidas de prevención sanitaria (uso de mascarillas, distancia de seguridad, tamaño de los grupos, uso de zonas comunes, etc.), habrán de considerarse, entre otras posibles, las siguientes variables de carácter más pedagógico, priorizando el concepto de flexibilidad:

  • el impulso decidido a la digitalización de los centros que posibilite mayor grado de flexibilidad;
  • las posibilidades de flexibilidad que ofrece el ordenamiento educativo del país o de las comunidades autónomas, probablemente adaptado también a las circunstancias;
  • los escenarios permitidos de flexibilidad de la organización docente para alternar modalidades educativas, mediante un desarrollo curricular híbrido, mixto o combinado;
  • flexibilidad con los recursos, sean internos o externos, que se precisarán para acometer el cambio;
  • flexibilidad de los tiempos, cronograma, necesarios para el inicio del modelo, para el diseño y adaptación de contenidos, actividades y líneas de interacción;
  • flexibilidad para elaborar o seleccionar materiales de audio, vídeo, imágenes, textos, etc.;
  • flexibilidad para prevenir o proveer nuevas instancias de evaluación garantistas de la identidad, la calidad, la igualdad, equidad, solidez de los sistemas tecnológicos, respeto a la privacidad…;
  • flexibilidad para la readaptación de espacios físicos y dotaciones tecnológicas para los grupos presenciales.

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