Cuando en la enseñanza convencional de corte presencial, la de toda la vida, el profesor se empeña sistemáticamente en impartir su docencia a través de la metodología de clase magistral, probablemente no es consciente de que aquellos buenos alumnos que siguieron con atención su exposición y tomaron notas, olvidan un alto porcentaje de lo aprendido (quien sabe si el 50%) transcurrida una hora. No digamos aquellos otros que sólo captaron pasajes aislados de la exposición o aquellos que desconectaron transcurridos los primeros cinco minutos. Y quienes, cada vez más, esperan respuestas breves e inmediatas a cualesquiera de sus interrogantes, las esperan o las encuentran a golpe de clic. ¡Ay, las diferencias individuales, los grandes grupos y las TIC!
Hace pocos días leía en EL PAÏS esta frase del profesor Xavier Giménez: "El inconveniente de las clases magistrales en las carreras científicas es que el 75% de los alumnos desconectan por la complejidad de la materia y su dificultad para seguir las exposiciones del profesor. El estudiante que por su estructura mental se concentra con facilidad, entra en un circuito de alimentación positiva y te sigue siempre. El que no, entra en un círculo vicioso negativo y cuánto más se pierde, menos te escucha”.
Ello no supone una descalificación absoluta del método expositivo de la clase o lección magistral,...
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