Describir la figura de Ramón Pérez Juste nos resulta especialmente doloroso tras la reciente pérdida de este gran amigo y maestro. Sin embargo, recordarle es también esperanzador por el bien que deja detrás de sí este gran manchego nacido en Guadalajara. Los múltiples mensajes recibidos tras su muerte testimonian cómo transmitió su confianza máxima en la educación como posibilidad de formación plena, así como su defensa de la profesión de maestro como vocación personal para llevar a cabo una enseñanza personalizada e integral.
En un acto académico de recepción de maestros en prácticas, afirmaba: “Ser profesor es algo grandioso y complejo que requiere la máxima ilusión. Les voy a pedir que no sean enseñantes sino educadores; el aprendizaje debe incluir las relaciones sociales, ayudar a superar los momentos difíciles que la propia vida plantea. Si yo formo a una buena persona, estaré creando un buen estudiante pero si yo creo un estudiante no quiere decir que haya una buena persona detrás”
No hay comentarios:
Publicar un comentario