Cuando en un mismo acto, y sin saberlo previamente, te encuentras con relevantes amigos que han cruzado el Atlántico sólo para estar contigo este día, cuando te entregan una importante placa de reconocimiento, cuando te informan del acuerdo del Consejo Directivo de la AIESAD de crear un Premio Lorenzo García Aretio a la innovación educativa en entornos virtuales, cuando te presentan un libro-homenaje en el que se han implicado más de 70 personas, 45 de ellas, autores de 12 países diferentes y, finalmente, cuando informan públicamente que el magnífico Salón de Actos de la Facultad de Educación de la UNED llevará tu nombre... En realidad, fueron cinco homenajes en uno solo, de carácter internacional.
Finalizado todo ese cúmulo de emociones y sorpresas encadenadas, te piden que hables, que hables para los presentes en ese Salón de Actos (obligadamente pocos debido a las estrictas restricciones sanitarias impuestas en la Universidad) y para todos los que estaban siguiendo el acto en directo, así como para los que lo visionarían en diferido, que están siendo muchísimos. Mi estado de ánimo, sin duda, no era de serenidad, más bien todo lo contrario.
Aunque al final de esta entrada les dejo el vídeo íntegro de mi intervención, algunos me han pedido que les gustaría leerlo. Pues bien, como lo tenía escrito, no hay ningún problema. Aunque no exista coincidencia 100% entre lo escrito y hablado, sí que esa coincidencia es superior al 95%. De todas formas, lo que estaba escrito, en progresivas versiones, era esto que sigue, que aprovecho para acompañarlo de muchas imágenes y fotos privadas, algunas muy entrañables, que pueden ayudar a mejor entender los sentimientos trasladados en esa mi larga intervención. Para los que se animen a leerlo, aquí está el texto con esas imágenes.
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